Hace ya varios días que el que era 'novio' se transformó en 'marido', con todo lo que eso conlleva, las flatulencias, desorden, ese olor a cigarro y cerveza de un fin de semana...
La ceremonia fue un recordatorio de los que todos dicen saber pero que a la hora de los quiubos, nadie se acuerda... Ese artículo bien denominado "lo siento por los dos" en los cuales se te recuerda que el matrimonio es un contrato voluntario e indisoluble entre un hombre y una mujer, cuyos deberes son el cuidado, respeto y la procreación... chan! Digamos que esa última parte del dichoso artículo es la que me puso los pelos de punta. No por el hecho que hayamos decidido casarnos quiere decir que me pondré a criar cual coneja, muy por el contrario. De hecho, no me veo cargando un niño en mis brazos ni menos tener una guata inflada, antojos y esas cosas... Debo confesar que esa palabra 'procreación' aún me sigue dando vueltas... ¡Nadie me dijo que eso era parte del contrato! ¿Alguien me mostró la letra chica?
La fiesta estuvo entretenida, marcada por la asistencia de varios personajes, desde el par de tíos que se toman hasta la molestia, la típica tía que mira como si todo estuviera de mal olor, para después decirte que la fiesta estuvo 'salvaje', hasta los amigos incondicionales, esos que con su sola presencia te dejan más tranquilo y te hacen olvidar el empaquetamiento del traje... Como buenos anfitriones, nos quedamos hasta el último, deseando con toda nuestra alma que se fueran a la mierda inmediatamente para poder 'consumar' lo nuestro, cosa que no sucedió, ya que con suerte en el trabajo me pescaron para retirarme antes para casarme, de lo contrario, después del laburo y todos los libros, pruebas y demases, iba a llegar con suerte a arreglarme y dar el sí.
En fin...
Hasta la próxima...
Publicado por
Gospođa Stvorić
0 comentarios:
Publicar un comentario